Edición Número 001 *** Beta - Piloto – Demo-Test***
Lunes Festivo Agosto 19 de 2024 (por Agosto 15) Día de la Asunción de la Virgen, Conmemorándola por llegar al cielo en alma y cuerpo.
Advertencia: Aunque esta
reseña no contiene tantos "spoilers", se recomienda discreción al
lector pues que los hay los hay.
Yorgos Lanthimos
es un Director griego perteneciente a la élite del buen cine. Del cine
realmente independiente, pero con presupuesto. No hay muchos, y su existencia
es más que refrescante. Es uno de mis directores activos favoritos, y como un
niño chiquito, me puedo repetir sus pelis una y otra vez. Y es que con sus
filmes esto es casi una obligación, pues siempre es necesario pensar un poco
para tratar de entenderle. Su último trabajo, KIND OF KINDNESS (Tipos de
Gentileza), debutó donde debutan los cacaos: en Cannes, como es ya su costumbre.
Nos había sorprendido recientemente con su muy galardonada POOR THINGS, una pieza
exquisitamente estilizada con un mensaje contundente. Su portafolio es tan
impresionante y bueno como sus dos últimas películas. Entre ellas, las más
conocidas son The Lobster, The Killing of a Sacred Deer, The Favourite y
Kanino. Todas recomendadísimas. En los Oscares solo ha sido nominado, aunque
sus proyectos ya ganaron ahí, mientras que en Cannes, Venecia y otros grandes
festivales y premiaciones, ya ha sido galardonado varias veces como director y
guionista. Su estilo es único, tanto para contar las historias como para
fotografiarlas. El tono que usa es bien particular, y lo transporta a uno, como
debe ser, a un lugar mágico de reflexión, pensamiento y asombro. Como si fuera
un sueño todo. Sus comedias son negras y absurdas pero con moraleja.
Después de tanta
espera –como siempre-, tal vez por su rareza, finalmente Kind of Kindness
(Tipos de Gentileza), será lanzada en Colombia este 22 de Agosto; fue estrenada
ya en el EEUU y en Europa a comienzos de este verano. Cuenta con una estructura
de capítulos entrelazados, más o menos como Amores Perros y Pulp Fiction. Narra
tres historias ‘separadas’ en las que Emma Stone hace un papel diferente en
cada una (Rita, Liz y Emily), al igual que Willem Dafoe (Raymond, George y
Omi), y que Jesse Plemons (Robert, Daniel y Andrew). A simple vista, las
historias parecen estar entretejidas por un solo elemento, un personaje llamado
RMF (Yorgos Stephanacos), quien prácticamente de un hilo termina siendo una
especie de pívot de los caminos que cada miembro del ensamble toma en cada una
de las tres historias. Pero este no es el caso, pues hay más
elementos que las unen. Este fabuloso tríptico tiene una duración de casi tres
horas, por lo que son necesarias unas grandes y deliciosas crispetas, un
manicito y unas galleticas, tal vez acompañadas de algo de cafeína.
A pesar de su
larga duración y su ritmo lento y extraño, por ser Yorgos, uno no se aburre ni
un segundo. Como siempre, su cinismo y sarcasmo son extremos, y pone en frente
de nosotros situaciones absurdas y exageradas, a veces desviándose hacia lo
surreal, las cuales se pueden prestar para diferentes interpretaciones. Es
posible quedarse con más preguntas que respuestas, pues encontrarle sentido y
coherencia a sus ilustraciones metafóricas requiere algo de imaginación; no es
fácil tampoco dilucidar una lectura preferida de filme, y mucho menos descubrir
y/o descifrar cada mensaje contenido en el subtexto. Lo que sí es claro es que
no es superficial, pues es Yorgos primero que todo, y como una cebolla, la peli
contiene capas y capas debajo del texto.
Su
cinematografía, aunque todavía se sale un poco del lenguaje cinematográfico
tradicional, mejor dicho de los estándares que espera Hollywood -para los
cuales estamos ya programados- no es un elemento tan distintivo como en otras
de sus pelis en las que se rompen más frecuentemente dichas ‘reglas’, sobre
todo en lo que se refiere a los encuadres. La edición por su parte es
impecable, interrumpe bien y anticipa cuando es cada situación con un
elemento sorpresa debajo de la manga, mientras uno se queda distraído tratando
de entender lo que está viendo en el
momento llega el shock. No llama de a mucho la atención tampoco, pero sí ayuda
a transmitir el siniestro tono de Yorgos a medida que avanza la historia.
En cambio la
música, por su parte, sí llama la atención. Es original e interpretada solo con
piano y coros; como de película de terror literalmente; compuesta por Jerskin
Fendrix, el mismo de Poor Things que se ganó el Oscar. Se convierte esta
también en un elemento unificador y común de los capítulos, y contrasta con los
temas de música pop que la acompañan, a veces diegéticos, a veces no.
Su presupuesto,
cual filme europeo, fue modesto en comparación a los presupuestos norteamericanos.
En promedio, en Europa el costo de producción de un largometraje ronda
alrededor de los 3MM de euros, mientras que el promedio de las películas
norteamericanas está más o menos en 70MM de dólares. Un proyecto de cine
independiente en EEUU esta cerca de los 2MM de dólares en promedio. Yorgos,
dado su estatus como director superestrella, se ha ganado el derecho de ser
realmente independiente, es decir de tener el control creativo, pero con un
presupuesto más alto que el promedio.
Esta peli costó 15MM de dólares hacerla, que es básicamente lo que el costo promedio de un filme que se gana el Oscar.
Esta antología
tríptica, explora las temáticas de control, manipulación y libre albedrío.
Yorgos, con su co-escritor Efthimis Filippou, apelan a estos aspectos de la conducta
humana, y a través de tres escenarios muestran cómo los humanos controlan a
otros y el rol que la gentileza juega en estas dinámicas. Uno a través de un
jefe, otro a través de un culto, y otro por medio de una relación de pareja. De
manera chocante y exagerada se evidencia lo enfermizo que pueden ser estas
situaciones, y hasta dónde llega el humano para lograr abusar, manipular o ser
manipulado. La amabilidad y gentileza falsa a la que todos estmos sujetos para buscar lo que queremos.
Hay varios
elementos de la peli que llaman la atención, cuando empieza uno a escarbar un
poco más a fondo, y a buscar algo de subtexto. Cuando arranca uno a desgajar la
cebolla capa a capa a ver qué se encuentra. Hay presagios revelando cosas, por
ejemplo, como pistas de lo que está ocurriendo en la realidad. El más sencillo
y a la vez el más profundo, es la canción con la que abre la peli: Sweet
Dreams, y aunque empieza a sonar con el logo de Searchlight Pictures (Distribuidores
de la Pieza), se inmersa diegéticamente al radio del BMW azul del protagonista
RMF, que está llegando a la casa de Raymond/Dafoe. Muy diciente todo esto.
De entrada se
nos revela que la película es un sueño, que somos parte de ese sueño y que por
ende la vida real es como un sueño, como ese sueño, al mejor estilo de Melville.
Ya sabemos desde el comienzo toda la historia, todo lo que está ocurriendo
gracias a esa corta secuencia con la que abre; en esa imagen, con esa música,
está explicada toda la peli; se resume todo el tríptico en nuestras narices.
Porque se presta para ello, ya desde este ángulo metafórico, y pensándolo bien, la película sí es un sueño, una recopilación de sueños, de revelaciones, de percepciones de las cosas que pueden ocurrir. De energías sutiles diciéndole algo al que está soñando, al que está viendo la peli, al que con su omnipresencia la está examinando. Al que está interpretando dichos sueños. Son posibilidades, escenarios, imágenes, reflexiones de la realidad de este mundo cruel. Proyecciones. Este hecho es reforzado con varias referencias repetitivas a los sueños, con la presencia de gemelas en un sueño de Emma por ejemplo, y también con Jesse, que se sueña lo que va ocurrir después de ser echado de su trabajo por no asesinar a RMF. En ambas ocasiones se refieren a sueños del futuro.
Como todo es un sueño, los mensajes, las moralejas y el subtexto están en la interpretación del mismo. Porque así suene cliché, estos sueños son en realidad mundos paralelos, caminos llenos de oportunidades y obstáculos, de posibilidades al andar que cada uno tiene, en este caso Jesse y Emma. Son sus escenarios posibles. Mensajes, visiones.
Por eso, en
conjunto, el tríptico es un espejo de la sociedad, de la realidad; un
comentario al peso e importancia del control para la propia subsistencia de la
misma, y el rol que la gentileza juega como instrumento de dominio, pero
también de subordinación y codependencia. La peli es una crítica a este mundo
gerenciado, manejado y controlado. Una invitación a reflexionar acerca de este
mundo pre-hecho ya, que para subsistir parece que necesita ese control
enfermizo y feo, junto a esa gentileza falsa. Ese control violento y abusivo.
Desde que
aprendí que los nombres en el cine importan, y pueden ser en sí mensajes
subliminales, pistas y claves, me obsesionan casi esquizofrénicamente. Nivel
conspiración paranoide. Me quedo pensando horas y días a veces, buscándole la
comba al palo. Me acuerdo por ejemplo
del clásico Noah Cross en Chinatown, nombre otorgado de adrede al malvado
antagonista que se roba el agua. Cross significa traicionar, y Noah, pues como
Noé, el del arca… el del agüita.
En Kind of
Kindness hay intertextualidad con los nombres. Recordemos que el malvado de The
Matrix se llama Mr. Smith, y se clona por todas partes como una plaga. Smith es
la norma y lo más común en ese mundo de la Matrix. Lo que lo domina y lo quiere
seguir dominando. Y resulta que Smith es el apellido más común en el mundo
anglo (en ambos EEUU y UK). Como lo es Restrepo o Londoño en Antioquia. Raymond Smith representa el poder. Su
conducta y su sombre lo delatan: Ray Mond, o "King del Mundo”, Rey del
Mundo. Es un reflejo, una proyección de un arquetipo, del estereotipo que
representa la ley del monte: así funcionan las cosas en este mundo que Raymond
controla incansablemente. El puede hacer y deshacer. Willem Dafoe, su actor que
lo interpreta, maravilloso; maravilloso como siempre.
En este mundo
todo tiene un balance, y esa fuerza que lo reina crea los dos escenarios: el
pro y la contra; diseña y controla los dos lados hasta niveles enfermizos, poco
a poco perfeccionando todo en la medida de lo posible, para maximizar
milimétricamente su beneficio. Ese es Dafoe en sus tres roles o facetas en cada
sueño. El agente que hace y deshace. Todo lo que construye lo puede destruir.
Otro detalle curioso, por decir lo menos, es el personaje que aparece en las tres historias, del que hablamos arriba: RMF. Su nombre, solo en siglas, lo tiene bordado en el bolsillo de la camisa de la escena que abre la peli, y también está en el titulo de las tres historias; es misterioso y diciente a la vez. Es un personaje silencioso, y su presencia anuncia algo, que definitivamente no es que las historias son acerca de él. O será que sí? Yorgos asegura que esas siglas no significan nada en particular. Pero eso es paja, obvio.
Si uno busca en
internet, por ejemplo, RMF significa “Risk Management Framework”, que es una
metodología que se utiliza para minimizar riesgo. Es razonable esta referencia,
pues el control, por cruel e inhumano que sea, así como en la película,
minimiza siempre los riesgos al controlador, todo sujeto a su función de
utilidad. Por eso lo ejerce precisamente. Hay otros significados que la gente
ha puesto en internet, como “Redemption,
Manipulation, and Faith” (redención, manipulación y fe), que apela a las
temáticas tratadas, y he encontrado hasta “Real
Mother Fucker” que por su traducción significa un verdadero hijo de puta,
aunque literalmente significa un ‘verdadero follador de madres’. Todos y
ninguno tienen sentido.
Ahora bien, y
dado que es todo un sueño, RMF apareciendo en las tres historias con el mismo nombre es simplemente otro
presagio. Un símbolo. Un espejismo una proyección. Y además es otra pista que reconfirma
que todo es un mundo y no tres. Aunque sus personajes sean diferentes, RMF es
otra señal que revela que irónicamente a quién pertenezcan los nombres no
importa, y que los personajes son los mismos a través de los tres sueños. Los
nombres de los personajes, que no coincidencialmente están entre los más
populares y comunes del mundo anglo, nos dicen que así ya es ‘todo el mundo’.
En este sentido, Dafoe es el mismo en las tres historias: Raymond rey del
mundo, George padre de Emma, y Omi el patrón del culto. Los que controlan. Los
que le consiguen novio a Emma. Los que deciden que es lo que va a pasar. Los
que dictan la parada. Esas imágenes de Dafoe, esas energías vienen del mismo lugar,
y caminan en la misma dirección. Son las que manejan el mundo. Las que
controlan.
El tríptico entonces, es la historia de Jesse atrapado en el laberinto de la vida, con muy pocas o ninguna opción a la mano. Destinado a una vida que no es la que quiere de verdad, en la que toda bondad, toda amabilidad, toda gentileza no es espontánea, sino muchas son moneda corriente tanto de supervivencia como de satisfacción. Jesse encarnado como Robert, inicia perdiendo su trabajo y a su mujer gracias al mismo que los creó: Dafoe (encarnado como Raymond). Entonces a Jesse le quedan dos cosas por hacer, que son ganarse de vuelta la aceptación de Raymond, y conseguir otra mujer si no logra que la suya vuelva. Esas son sus dos opciones, sus deseos y sus necesidades. Dafoe como es Dios, el rey del mundo, obviamente es el que eventualmente le traerá a su nueva mujer: Emma es ella, pero tal como lo fue su ex en su momento: es traída, creada por el mismo Dafoe. Pero qué ocurre si no se consigue ninguna nueva pareja? Pues ahí es que el termina convirtiéndose en el total subordinado de Dafoe, y se acaba ese camino, se acaba el primer capítulo, el primer sueño.
Pero si escoge el otro camino y eventualmente sigue ensayando buscar una nueva Emma, o aceptar la que Raymond le mande, puede ser feliz, libre y quizas humano. Y ese es el segundo camino, cuando él reemplaza a su mujer con la nueva Emma, otra enviada por Dafoe. Y este camino podrá repetirse con otras nuevas Emmas hasta encontrar la que es. Esta búsqueda de la perfecta mujer se ilustra magistralmente en la segunda historia; ese es básicamente el segundo sueño. Ahí vemos como Emma la burda, Emma la grosera, la que ahora come chocolate, que venía de una isla perdida, de un mundo donde los perros reinaban todo, se muere y es reemplazada por otra Emma que Jesse sí quiere y anhela. Ahí se acaba ese camino de Jesse, ahora encarnado como George, cuando encuentra a la Emma correcta.
Jesse en el
tercer sueño nos confirma que está atrapado en un laberinto sin salida, y
vuelve al comienzo. Nos revela que las pocas opciones que tiene, el mismo que
se las brinda se las puede quitar. De seguir en el culto no encontrará a la
mujer que tanto anhela. Es físicamente imposible. Que ese mundo del que quiere
salirse lo tiene atrapado, amarrado y sin opciones. Es como un yeso ortopédico para
el alma. Ese mundo en donde le toca ser amable y querido, aunque uno no quiera,
para subsistir. Si alguien se desvía de ese mundo, del culto, del control y es
libre o trata de serlo, será “contaminado”, “rechazado”, “expulsado” y/o “excluido”. Emma, lo experimentó en carne propia también en el tercer capítulo,
así como él en el primero.
El hecho de que Ruth se muera en ese presagio de conducción irresponsable por parte de Emma, en ese tremendo carro deportivo (charger muscle car), justo antes de llegar al culto es bastante refrescante, pues ese culto no se merece ese poder. Ahí aprendemos que Jesse no tiene de otra, y que uno no sabe para quién trabaja.
Yorgos saca 5 en todo, obvio.
ENLACES DE INTERES
https://www.imdb.com/title/tt22408160/
https://www.youtube.com/watch?v=8fYtuE_ZJ4E
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